Presentación:
ELENA ZANCA artista plástica, escritora, abogada, mediadora, masajista con formación en quiro+digitopresión+masaje tradicional thailandés+reiki
el nexo cómún entre todo ésto: comprensión holística e integradora del ser humano, desde la piel – lo sensorial, lo intuitivo – al intelecto.
Sobre el masaje con naranjas:
Según el diccionario de interpretación de los sueños de Armando Carranza, «la naranja es la fruta más representativa de Venus.Cuando las naranjas lucen esplendorosas, el amor erótico está siéndole ofrecido al soñante..si alguien chupa una naranja frente al soñante, significa que desea relacionarse con él eróticamente..».
El zumo de la naranja: exfolia, suaviza y relaja la piel.
Deslizar una hermosa naranja sobre la piel del compañero o compañera, hila un diálogo íntimo en el que el dador se pone al servicio del placer del que recibe. Ambos, conformarán un circuito de sensaciones físicas y no físicas, cuyo único límite será lo que se permitan sentir, desde sí mismos y a a través del otro. Porque, jugar con libertad es lo más erótico del mundo.
BREVE CRÓNICA DE UNA NOCHE CON MASAJE DE NARANJAS
EN EL ATELIER META MORPHIC
Atmósfera insuperable, como siempre allí. Preparé mi rinconcito, no sé cuántos kilos de naranjas llevaba. No digo más que me ví obligada a coger un taxi para remontar la Gran Vía hasta mi destino, ático C.I. ,desde el Retiro. Cuando llegué, movimiento en dos plantas, ultimando detalles y ese ambiente especial que circunda ese afortunado punto cardinal que es el Atelier y que es como es, sin duda, por cómo son ellos, los anfitriones y ella, en especial, la artífice de las noches de color creativas, la bella Claudia. Que ella dice que es italiana y sin duda lo es, pero yo creo que tiene un cierto aire de vikinga, por esa mirada que cruza mares.
Decidí dar masajes esa noche. Quise ser puente para que otros sintieran y sentir con ellos. Aportar algo sin palabras, aunque luego las hubo, íntimas e irrepetibles, con cada uno de los que traspasaron la cortina naranja de mil lugar que acondicionamos , «¿me das un masaje?», dijeron, uno a uno, casi tímidos y un poco incrédulos.
El lugar que todos eligieron, la espalda. Y es que allí es donde reside nuestro tigre particular, ese que nos agarrota con sus zarpas, que no son más que las propias. Para saber más sobre él, os recomiendo leer a Thérèse Bertherat ( » La guarida del tigre: antigimnasia para el dolor de espalda y las contracciones musculares «, Paidós). De todas formas, he de decir que para esa noche sensorial, a cada uno les pregunté inocentemente «¿dónde quieres el masaje?». Por cualquier sitio que las buenas constumbres nos hubieran permitido comenzar, hubiéramos comenzado, experiencias circulares como lo son los frutos del naranjo. Espaldas tocaron. Lo comprendí perfectamente, conste.
No voy a entrar en detalles, pues un masaje es un dialógo íntimo. Pero sí diré que comencé siempre con maniobras relajantes, para seguir con un calentamiento previo de las capas musculares que se dejaron en un lapso de tiempo de unos 20 minutos – la verdad sea dicha, perdí la noción del tiempo con cada uno de vosotros – , antes de emplear las naranjas en pases longitudinales de trapecio a sacro, alternados con movimientos cortos y circulares, de presión media, en recorridos no tan previsibles. Balanceos de la naranja sobre el sacro, deslizamientos de varias de ellas sobre la espalda, rodando libres , tan libres que alguna marchó fuera de nuestro espacio y luego la hube de recuperar de debajo de la escalera o más. No pasó nada, tenía otras preparadas a mi vera, calentitas. Quería daros a entender la redondendez de la naranja y lo que pasó es que llegó un momento en que cuerpo y fruta se convirtieron en uno, conectados desde la piel conversada. Lo mejor es dejarse llevar y menos juegos malabares. Especial mención a las percusiones con ellas sobre la espalda, a la altura de romboides, trapecio…Para acabar con nuevas maniobras de relajación, dirigidas a vuestros generosos sistemas nerviosos.
He de decir que: la mezcla empleada en los previos era una mezcla de crema naranja y zumo de naranja, preparada para la ocasión. Que más de una naranja rasgó su piel para regalarnos su zumo directamente sobre la piel de alguno de vosotros en el curso del masaje.
Y que os agradezco de corazón, a los cuatro, las experiencias diferentes compartidas.
Esa noche y en el Atelier Meta Morphic, antes, mientras, después, se vivieron muchas más propuestas creativas memorables de la mano de todos y cada uno de sus participantes.
Para saber más: https://creativeinsomnia.wordpress.com/creative-insomnia-orange-night/
Namasté.
SOBRE ALGUNA DE LAS CONNOTACIONES DEL COLOR NARANJA, EL MASAJE Y LA FRUTA DE LA NARANJA: Según el diccionario de interpretación de los sueños de Armando Carranza, “la naranja es la fruta más representativa de Venus.Cuando las naranjas lucen esplendorosas, el amor erótico está siéndole ofrecido al soñante..si alguien chupa una naranja frente al soñante, significa que desea relacionarse con él eróticamente..”. Deslizar una hermosa naranja sobre la piel del compañero o compañera, hila un diálogo íntimo en el que el dador se pone al servicio del placer del que recibe. Ambos, conformarán un circuito de sensaciones físicas y no físicas, cuyo único límite será lo que se permitan sentir, desde sí mismos y a a través del otro. Porque, jugar con libertad es lo más erótico del mundo. El zumo de la naranja: exfolia, suaviza y relaja la piel. La vitamina C tiene propiedades antioxidantes y depurantes. Un masaje relajante proporciona una sensación de bienestar general que incide positivamente en los mensajes que el sistema nervioso central manda a cada rincón de nuestro cuerpo, liberando de tensión física y mental. La activación de la circulación mejora hasta en el funcionamiento de órganos internos. Así ayudamos también a la piel a liberar los desechos de productos metabólicos. Un masaje relajante, por tanto, tiene una función terapetútica positiva sobre nuestra salud física y emocional. Dalo con entrega y cariño.
LINKS:
www.elenazancaarte.wordpress.com
Face Book Elena Zanca Arte